martes, 29 de abril de 2008

El sistema, criticado por su papá


El pasado Febrero, el sr. Urdánoz, dr. en Filosofía y Visiting Scholar en la Universidad de Columbia, NY, USA, escribía un artículo interesantísimo, casi imprescindible, sobre el tema que aquí se trata.

Recogía el dr. Urdánoz las reflexiones del sr. Alzaga, uno de los creadores del sistema electoral vigente en España, antiguo miembro del partido UCD del ex-Presidente Suárez, en las que lo definía como maquiavélico.

En recuerdo del gran pensador político Niccolò Machiavelli, decir que el adjetivo que se acuñó para resumir su forma de razonar ha adquirido unas connotaciones negativas que no le hacen justicia. Desde "el fin justifica los medios" se ha hecho un recorrido mucho más allá de lo que el pensador pretendía. Ya quisieran muchos de los que hoy son tildados de "maquiavélicos" ser la mitad de honestos de lo que fue él.

Una de sus obras más conocidas, "El príncipe", dicen que posiblemente inspirada en la figura del Rey Fernando (el Católico) de Cataluña y Aragón, al que el autor admiraba, es altamente recomendable. Es corta y muy entretenida.


Contradiciendo el mandato constitucional de proporcionalidad electoral, nuestro sistema es de los más desproporcionados en la asignación de asientos en función de los votos de todos los países del mundo que tienen sistemas que pretenden la proporcionalidad.

Muchos de los expertos lo catalogan antes que de sistema proporcional, de sistema mayoritario atenuado. Se puede dar el caso (se da con frecuencia) de que una formación con muchos menos votos que otra obtenga muchos más asientos en el parlamento.

En proporcionalidad eso no debería pasar nunca, o al menos, que las diferencias en caso de que se diese esa ineficiencia de asignación fueran mínimas.

Dice el dr. Urdánoz que lo que tenemos en realidad son más bien 52 sistemas electorales. En aquellos en los que se eligen muchos escaños, principalmente Madrid y Barcelona, sí que es proporcional. Prueba de ello es que son las únicas circunscripciones en las que hoy en día partidos como IU, UPD, PACMA, VERDES, etc. pueden acabar obteniendo algún asiento.

En las circunscripciones en las que se eligen pocos escaños, 3, 4, 5, etc. el sistema no es proporcional. Y son mayoría.

Esas circunscripciones (no sus habitantes, gente magnífica, por supuesto ;-) ; hablamos de que el mal diseño del sistema hace que la desproporción surja allí), que son la mayoría, son las que provocan la distorsión, que además tiene dos componentes que vamos a examinar.

Primero está el componente de la trampa psicológica del voto (in)útil. "El partido que más me gusta es A, pero como sé que no puede ganar tengo que votar B". Viva la democracia. Es prácticamente un chantaje del sistema al ciudadano. ¿No está el sistema para servir al ciudadano? Porque en este caso más bien lo está coaccionando.

El segundo componente es la distorsión del resultado. Se da tal desproporción al tener un número de escaños preasignados esas provincias, que aunque gane sólo por un voto, el primero de los dos partidos grandes va a sacar normalmente el doble de escaños allí que el segundo partido grande que se presenta.

Y los terceros partidos ven como todos sus votos se quedan sin representación parlamentaria. Sus votos son absorbidos por los partidos grandes automáticamente.

Lo peor de todo, aquí viene el "maquiavelismo": las provincias "distorsionantes" aglutinan al 62% de los votantes españoles.

En las provincias restantes, habitadas por el 38% de ciudadanos, la proporcionalidad es elevada y el voto es libre y "útil" (es miserable tener ciudadanos que votan "útil" y otros que votan "inútil"; es desmoralizador).

Aquí pueden aparecer terceros partidos, nuevos proyectos. Aquí el voto de todos los ciudadanos vale lo mismo voten a quién voten.

Pero ¿qué sucede?, a parte de que son sólo el 38% de los ciudadanos españoles los que votan en proporcionalidad (¡deberían ser el 100% de los votantes!): que no escogen el 38% de los escaños del parlamento.

¡Ah!, qué fina trampa. Ese 38% de los ciudadanos españoles escogen menos del 38% de los asientos del Congreso de los Diputados.

Que es lo mismo que decir que el 62% de los ciudadanos de las provincias donde la asignación de los asientos no es proporcional en función de los votos, ergo es distorsionante, escogen a más del 62% de los parlamentarios de la cámara.

Tenemos dos grupos de ciudadanos, los votantes con voto fuerte y los votantes con voto débil.

La trampa calculadora (como diría el personaje de dibujos animados japoneses o anime Shin Chan, "el monstruo calculador de las arrugas") se redondea con que los votantes de voto fuerte son los que sufren la presión del voto (in)útil y la distorsión en la asignación voto-asiento y que los votantes de voto débil son los que están libres de ambos males. Pero su voto es el débil.

¿Cuánto tiempo más van a tener que soportar los ciudadanos de España esta situación?

Se hace muy necesario un sistema electoral que haga que el voto de todos los ciudadanos valga lo mismo. Voten a quién voten. Vivan dónde vivan.

Se necesita un sistema en que los ciudadanos se sientan libres para votar al partido que más les guste porque sepan que su voto se transformará en la justa representación parlamentaria.

Para que conseguir esto sea posible será necesaria generosidad política de los dos grandes partidos, PSOE y PP, sentido de país en una medida que quizá a ellos no les beneficie directamente pero sí a los ciudadanos que se verían mejor representados en el parlamento. Esto será una prueba importante para los dos grandes. Podrían tomar buen ejemplo del monarca, que renunció a una gran dosis de poder cuando heredó la jefatura de un estado casi absolutista (en pleno siglo XX) en beneficio de los ciudadanos.

Para conseguirlo también será muy necesaria la implicación ciudadana. Si desde la esfera política se percibe que es un tema que no importa no serán sensibles a él.



El passat Febrer, el sr. Urdánoz, dr. en Filosofia i Visiting Scholar en la Universitat de Columbia, NY, USA, escrivia un article interessantíssim, quasi imprescindible, sobre el tema que aquí es tracta.

Recollia el dr. Urdánoz les reflexions del sr. Alzaga, un dels creadors del sistema electoral vigent en Espanya, antic membre del partit UCD de l'ex-President Suárez, en les que lo definia com maquiavèl·lic.

En record del gran pensador polític Niccolò Machiavelli, dir que l'adjectiu que s'encunyà per resumir la seva forma de raonar ha adquirit unes connotacions negatives que no li fan justícia. Des de "la fi justifica els mitjans" s'ha fet un recorregut molt més enllà del que el pensador pretenia. Ja voldrien molts dels que avui són titllats de "maquiavèl·lics" ser la meitat d'honests del que fou ell.

Una de les seves obres més conegudes, "El príncep", diuen que possiblement inspirada en la figura del Rei Ferran (el Catòlic) de Catalunya i Aragó, al que l'autor admirava, és altament recomanable. És curta i molt entretinguda.


Contradient el mandat constitucional de proporcionalitat electoral, el nostre sistema és dels més desproporcionats en l'assignació de seients en funció dels vots de tots els països del món que tenen sistemes que pretenen la proporcionalitat.

Molts dels experts ho cataloguen més que de sistema proporcional, de sistema majoritari atenuat. Es pot donar el cas (es dóna amb freqüència) de que una formació amb molts menys vots que una altra obtingui molts més seients en el parlament.

En proporcionalitat això no hauria de passar mai, o almenys, que les diferències en cas de que es donés aquesta ineficiència d'assignació fossin mínimes.

Diu el dr. Urdánoz que el que tenim en realitat són més aviat 52 sistemes electorals. En aquells en els que s'elegeixen molts escons, principalment Madrid i Barcelona, sí que és proporcional. Prova d'això és que són les úniques circumscripcions en les que avui dia partits com IU, UPD, PACMA, VERDS, etc. poden acabar obtenint algun seient.

En les circumscripcions en les que s'escullen pocs escons, 3, 4, 5, etc. el sistema no és proporcional. I són majoria.

Aquestes circumscripcions (no els seu habitants, gent magnífica, per suposat ;-) ; parlem de que el mal disseny del sistema fa que la desproporció aparegui allí), que són la majoria, són les que provoquen la distorsió, que a més a més té dos components que examinarem a continuació.

Primer està el component de la trampa psicològica del vot (in)útil. "El partit que més m'agrada és A, però com sé que no pot guanyar he de votar B". Viva la democràcia. És pràcticament un xantatge del sistema al ciutadà. No està el sistema per a servir al ciutadà? Perquè en aquest cas més aviat l'està coaccionant.

El segon component és la distorsió del resultat. Es dóna tal desproporció al tenir un nombre d'escons preassignats aquestes províncies, que encara que guanyi només per un vot, el primer dels dos partits grans traurà normalment el doble d'escons allí que el segon partit gran que es presenta.

I els tercers partits veuen com tots els seus vots es queden sense representació parlamentària. Els seus vots són absorbits pels partits grans automàticament.

Pitjor encara, aquí ve el "maquiavelisme": les províncies "distorsionants" aglutinen al 62% dels votants espanyols.

En les províncies restants, habitades pel 38% de ciutadans, la proporcionalitat és elevada i el vot és lliure i "útil" (és miserable tenir ciutadans que voten "útil" i altres que voten "inútil"; és desmoralitzador).

Aquí poden aparèixer tercers partits, nous projectes. Aquí el vot de tots els ciutadans val igual votin a qui votin.

Però, què succeeix?, a part de que són només el 38% dels ciutadans espanyoles els que voten en proporcionalitat (haurien de ser el 100% dels votants!): que no escullen el 38% dels escons del parlament.

Ah!, quina trampa més fina. Aquest 38% dels ciutadans espanyols trien menys del 38% dels seients del Congrés dels Diputats.

Que es igual que dir que el 62% dels ciutadans de les províncies on l'assignació dels seients no és proporcional en funció dels vots, ergo és distorsionant, escullen més del 62% dels parlamentaris de la cambra.

Tenim dos grups de ciutadans, els votants amb vot fort i els votants amb vot feble.

La trampa calculadora (com diria el personatge de dibuixos animats japonesos o anime Shin Chan, "el monstre calculador de les arrugues") es termina de tancar amb que els votants de vot fort són els que pateixen la pressió del vot (in)útil i la distorsió en l'assignació vot-seient i que els votants de vot feble són els que són lliure d'ambdós mals. Però el seu vot és el feble.

Quant de temps més hauran de suportar els ciutadans d'Espanya aquesta situació?

Es fa molt necessari un sistema electoral que faci que el vot de tots els ciutadans valgui igual. Votin a qui votin. Visquin on visquin.

Cal un sistema en que els ciutadans es sentin lliures per a votar al partit que més els agradi perquè sàpiguen que el seu vot es transformarà en la justa representació parlamentària.

Per a aconseguir que això sigui possible serà necessària generositat política dels dos grans partits, PSOE i PP, sentit de país en una mesura que potser a ells no els beneficiï directament però sí als ciutadans que es veurien millor representats en el parlament. Això serà una prova important pels dos grans. Podrien prendre un bon exemple del monarca, que renuncià a una gran dosi de poder quan heretà la prefectura d'un estat quasi absolutista (en ple segle XX) en benefici dels ciutadans.

Per a aconseguir-ho tambié caldrà una forta implicació ciutadana. Si des de l'esfera política es percep que és un tema que no importa no seran sensibles a ell.

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