viernes, 27 de junio de 2008

El 'casus belli' del sr. Llamazares




Hace poco criticaba unas declaraciones del sr. Artur Mas, líder del partido Convergència i Unió en las que afirmaba:

"(...)Si se trata, como me temo, de que populares y socialistas pacten una ley electoral para disminuir el peso de los nacionalismos o incluso para expulsarnos de las instituciones españolas, como algunos dicen, esto sería un 'casus belli', una declaración de guerra en toda regla(...)"


Decía también entonces que comprendo la justicia de su argumento pero que la manera de defenderlo me parecía equivocada.
La guerra es un espanto. Los políticos deberían saberlo bien.

gaspar llamazares ley electoralEn esta ocasión es el sr. Gaspar Llamazares, líder del partido Izquierda Unida, el que llama mi atención con unos comentarios que me parecen similares tanto en el fondo como en la forma:
(...)"Una cosa es una relación preferente -del Gobierno con IU-, que no existe, y otra cosa pasar de una relación normal a una relación beligerante", ha asegurado Llamazares, para quien sería "casus belli" que el Ejecutivo ofreciera una reforma del sistema electoral basada en una circunscripción para los votantes en el exterior o en la regulación de los debates electorales.

Una oferta de este tipo, ha añadido, resultaría "totalmente insatisfactoria", ya que para la federación es prioritario el criterio de proporcionalidad, de modo que se cumpla el principio de "un ciudadano, un voto"(...)


El sr. Llamazares habla de "relación beligerante". Bueno, puede entenderse el uso de la expresión como licencia poética.
Pero luego, insistir con 'casus belli' (causa de guerra), es dar demasiado énfasis a la expresión bélica.
Repito lo que dije: hay muchas formas de expresar el desacuerdo o la aversión.
La violencia planificada, estructurada y organizada que representan las guerras es una de las actividades humanas más crueles y asquerosas (¡y estúpidas!) que existen. No me parece, por tanto, una comparación acertada si estamos hablando de una reforma de la ley electoral.
No hace falta hablar de guerra cuando alguien defiende unos intereses contrarios a los nuestros. Ni siquiera cuando se hace con injusticia, la que provoca el sistema electoral vigente.
La guerra no es un juego.

La justicia nunca podrá ser defendida con la injusticia. Sólo con la razón, el equilibrio e incluso la piedad.

Después de decir esto, debo darle la razón al sr. Llamazares cuando dice —aquí en este blog he escrito lo mismo desde el principio y lo mantengo— que la reforma de la ley electoral que debe hacerse y no puede obviarse bajo ninguna circunstancia, sin menoscabo de otros cambios, es la de la corrección de la falta de proporcionalidad.

Ahora mismo, con este sistema que debemos cambiar, hay unos ciudadanos cuyos votos suman el 80% del total y, dependiendo de dónde vivan y a quién voten, las listas de los partidos que ellos han escogido acumulan el 90% de los asientos en el parlamento.

Hay otros ciudadanos, que porque viven en otros lugares o votan a otras listas, acumulando el 20% de los votos totales, ven como luego los partidos a los que ellos han votado tan sólo obtienen el 10% de los escaños.

Ahora mismo, con la ley vigente, un partido es votado por 11 veces más ciudadanos que otro y en cambio se le adjudican ¡85 veces más escaños! (PSOE vs IU). Un partido es votado por 34 veces más ciudadanos que otro pero en cambio se le asignan ¡153 veces más asientos! (PP vs. UPD).

Esto no se corrige ni cambiando la incomodísima papeleta del Senado (bienvenido sea el cambio; sí que han tardado) ni haciendo que los extranjeros voten en urna (otro cambio que también bendigo).

Esto sólo se corrige cambiando el injusto sistema actual de asignación de los escaños, que no sabemos (es un decir) si fue diseñado así por incapacidad o por cálculo egoísta.

La única solución justa es: tantos votos (%), tantos asientos(%).

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