miércoles, 24 de marzo de 2010

Gaspar y Rosa tienen razón

(escrito monolingüe)


Leemos en el diario La Razón palabras como éstas:

Es una coña el debatito que se traen en el Congreso con la reforma de la ley electoral. PSOE y PP, los grandullones del patio, le han hecho una peineta a los pezqueñines con el silencio cómplice de los medianos: «¡Ajo y agua, enanos!».

(...) El desajuste en el reparto de escaños era un clamor: si once millones de votos le proporcionan al PSOE 169 asientos; si diez millones le dan al PP 154 escaños, ¿cuántos debería tener IU, con sus novecientos setenta mil votos? Aplicando una regla de tres le tocarían quince, pero aplicando el reglamento electoral, le tocan dos.

Rosa Díez, cuyo solitario escaño en el Congreso vale por trescientos mil votos –más que «escaño» es «escañón»– se estrenó en Cortes con su propuesta para modificar la ley. El presidente en funciones Zapatero, que estaba aún receptivo porque no había sido investido, le acarició la barba a Gaspar y accedió a impulsar él la reforma. Al Partido Popular le pareció estupendo porque, con elecciones ya celebradas, al PP le parece genial hablar de la reforma electoral, no así cuando la legislatura avanza y nuevas elecciones se aproximan, que entonces marea la perdiz sin el menor disimulo.

Para que esta subcomisión hubiera sido algo serio, debería haberse hablado del número de circunscripciones y de la ley D´Hont, las dos patas en las que se asienta el actual sistema. Pero ya ha explicado Llamazares que, de las cosas serias, ni PSOE ni PP quieren hablar. Andan entretenidos discutiendo si un diputado de baja puede votar telemáticamente o es mejor ponerle una señoría suplente; si la papeleta del Senado debe tener el ancho del papel higiénico o es más vistoso el modelo sábana.

(...) el actual sistema beneficia a los grandes (...) Los insignes miembros del Consejo [de Estado] consideran evidentes dos cosas: una, que el sistema actual es injusto; dos, que la injusticia es corregible introduciendo un par de cambios. Cabe imaginar la alegría que semejante informe hubo de provocar en los grupos parlamentarios: ¿hay tarea más grata para el legislador que poder corregir una injusticia? La hay: pasarse el informe del Consejo por el arco del triunfo. Cuando el ex presidente Rodríguez Zapatero ejerza de miembro vitalicio de esta institución, demandará, imagino, que se atienda a las recomendaciones que de ella emanan.

Ante la disyuntiva de hacer el sistema más justo o seguir chupando de sus pequeñas injusticias, el PSOE y el PP han elegido lo segundo (...)

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