viernes, 2 de octubre de 2009

La reforma del régimen electoral en España: (1) La desigualdad del sistema electoral

(entrada monolingüe)


Podemos leer en la bitácora del Sr. Buesa:

La Oficina para las Instituciones Democráticas y los Derechos Humanos (OIDDH) de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) ha emitido, desde 2004, informes acerca de las elecciones en España realizados por sus Misiones de Evaluación. La OSCE realiza este tipo de informes con relación a todos los países que forman parte de su organización, lo que ha convertido a la OIDDH en la primera agencia europea especializada en la observación electoral, habiendo desarrollado una metodología muy adecuada para el análisis de los procesos electorales.

(...) en un sistema proporcional como el que se sigue en España para la elección del Congreso de los Diputados, la igualdad del voto en cuanto a su resultado no está asegurada. Ello es así porque en algunas circunscripciones se requieren más habitantes para la asignación de un escaño que en otras.

(...) Como puede observarse las desviaciones que, con respecto a la media, se producen en cuanto al número de habitantess que se requieren para obtener un escaño son muy elevadas. Ello significa que el resultado de un voto en la circunscripción mejor retribuida (Soria) es casi cuatro veces más grande que el resultado del voto en la circunscripción peor retribuida (Madrid). En otras palabras, el voto de un madrileño «vale», en términos retributivos, casi cuatro veces menos que el de un soriano.

Conviene tener en cuenta sobre todo esto que el Código de buenas prácticas en materia electoral que aprobó la Comisión de Venecia del Consejo de Europa señala que una desviación admisible en cuanto al resultado del voto no debe ser mayor del 10 por 100 o, como mucho, en un caso extremo, del 15 por 100. En España se sobrepasa muy ampliamente ese límite.

Esta desigualdad en el resultado del voto tiene efectos políticos muy relevantes. Así, la restricción a la proporcionalidad que se deriva de ella beneficia a los partidos más votados y perjudica a los menos votados. Por ejemplo, en las últimas elecciones, el PSOE obtuvo un 4,6 por 100 más de escaños que de votos; y lo mismo ocurrió con el PP, que logró un 3,6 % más de escaños que de votos. Y, en el sentido inverso, IU se quedó con un 3,2 por 100 menos de escaños que de votos, CiU con un 0,1 por 100, ERC con un 0,3 por 100, UPyD con un 0,9 por 100. Además, entre los partidos menos votados, algunos de los que cuentan con un apoyo electoral restringido al ámbito de una sola región, se ven también favorecidos, como ocurrió en 2008 con el PNV —que sacó un 0,5 por 100 más de escaños que de votos—, el BNG, Coalición Canaria y Nafarroa Bai —para quienes la diferencia fue del 0,03, el 0,2 y el 0,05 por 100, respectivamente (...)

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