lunes, 22 de febrero de 2010

Veredicto de las urnas

(escrito monolingüe)


Leemos en el diario Xornal de Galicia lo siguiente, opinión del Sr. C. Etcheverría:


(...) Los dos partidos mayoritarios no representan más de la mitad de la población, y sin embargo actúan como si fueran los únicos mandatarios del sentir popular, y por encima lo desobedecen.

Aceptando la hipótesis de que en 1977 el ruido de sables y sotanas no permitiera elegir otro sistema electoral más justo, no hay razón para que 30 años después se justifique su vigencia. Va siendo hora de que las voces excluidas por tal anomalía intervengan en los asuntos públicos de igual a igual. Con la única diferencia del número de votos conseguidos en idéntica proporción.

Los componentes del sistema electoral elegido entonces, con un parlamento que funcionó a la vez como legislatura y asamblea constituyente, dicen que cumplía con las necesidades del momento para consolidar el nuevo régimen, y así lo recoge la exposición de motivos de la ley de 1985, que razona la tropelía “para que no fueran excesivas las fuerzas políticas” que protagonizaron la transición.

Y así resulta que aquella manipulación política, permite que hoy se mantenga el nefasto bipartidismo heredado de la restauración monárquica.

Tal ingeniería política fue obra de la UCD, con el beneplácito del PSOE, la cobardía del PCE, y la impotencia de los demás. Hoy la aprovecha el PP como heredero en parte de aquellos centristas. La suculenta tajada conseguida entonces a costa de otros, no la sueltan los favorecidos (PSOE y PP), que en su mayoría manifiestan su conformidad básica con tales reglas y efectos.

Los que pilotaron aquella transición manifiestan sin rebozo las intenciones que albergaban. Oscar Alzaga (UCD) afirmó: “El encargo político real consistía en formular una ley a través de la cual el Gobierno pudiese obtener mayoría absoluta”. Miguel Herrero de Miñón comentó que la ley electoral tenía una finalidad básica, “evitar a toda costa un buen resultado del PCE”. Calvo Sotelo también de la UCD señaló: “Ayudamos con dinero para sus campañas al PSOE para contrarrestar a los comunistas”.

Dos apuntes más. Los sastrecillos de la Constitución impidieron que los partidos republicanos pudieran presentarse a las elecciones de 1977, así como que el PSP pudiera formar grupo parlamentario al elevar a 10 el número de diputados, dejando fuera al partido de Tierno.

Es cierto que se está iniciando en España y en otros países un debate sobre esta cuestión (Maragall, Bono, Gordon Brown…), pero el sistema está tan asentado que se adivina poco éxito a las propuestas de reforma, ni siquiera a medio plazo. Sería tonto pensar que los beneficiarios del privilegio renuncien a él por las buenas.

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