martes, 15 de febrero de 2011

Intervención del Senador Guillot en el Pleno de 19-Ene-2011


Leemos en la pág. digital personal del Senador Jordi Guillot (I.C.V.; grupo parlamentario Entesa Catalana de Progrès) lo siguiente:

Senyor president.

Señorías.

Defiendo este veto, que presento en mi nombre y del senador Joan Josep Nuet, con dos grandes razones.


La primera es que esta reforma de la ley electoral no representa ningún avance en la igualdad de electores y partidos políticos en los procesos electorales y no da ningún paso para mejorar la participación de los ciudadanos en la política.



En segundo lugar, porque niega el derecho de sufragio municipal a los españoles residentes en el extranjero.


Dos razones de peso para oponernos a esta proposición de ley.



Lamentamos profundamente que después de 25 años de LOREG, ley orgánica del régimen electoral general y después de haber leído las recomendaciones del Consejo de Estado, solo seamos capaces hoy de discutir un texto, que sin menoscabo de las reformas que en determinados aspectos realiza, no afronte el principal problema de nuestro actual sistema electoral, que es el de la proporcionalidad. Que es el de garantizar la igualdad de oportunidades. Igualdad que con el sistema actual no se garantiza.


Señorías. Un sistema que produce resultados como que; con casi 1 millón de votos obtienes 2 diputados y con poco más de 300.000, sacas 6. ¿No invita a pensar, a revisar, a reformar?

Aun aceptando que no haya una total correspondencia entre número de votos obtenidos y número de escaños atribuidos. ¿Ustedes creen que en el actual sistema, la proporcionalidad es una orientación o criterio tendencial como reclama el Tribunal Constitucional?

¿Nuestro sistema tiende a ser proporcional? No. Y evidentemente estas restricciones a la proporcionalidad no están justificadas y resultan discriminatorias.


Excepto los que defienden los beneficios que les comporta el actual sistema, no he escuchado ni leído a nadie que justifique la actual ley electoral. Por que con la propuesta de reforma que hoy discutimos, de no corregirse en la tramitación en el Senado, va a perpetuar un sistema injusto en función de la circunscripción en la que se vote o al partido al que se vote.

Una breve descripción de nuestro sistema electoral:

La Constitución Española afirma que la circunscripción electoral es la provincia. La LOREG sitúa en dos escaños el mínimo provincial, mas Melilla y Ceuta. En total 102 escaños, casi el 30% del total, se asignan con independencia de la población. La Constitución marca hasta un máximo de 400 diputados para el Congreso, la LOREG los fija en 350. De entre todas las fórmulas electorales, la LOREG opta por la regla D’Hont, tenida comúnmente por la menos proporcional de las existentes.


Si sumamos todos estos factores, el resultado es un sistema electoral que beneficia a los partidos mayoritarios, favoreciendo que su porcentaje de escaños sea superior al de votos (...) todo ello explica la interesada alianza parlamentaria de PSOE, PP, CiU y PNV en la defensa de sus privilegios electorales.


Señorías, en la defensa de este veto no solo estoy reivindicando la igualdad de oportunidades para coaliciones como la de IU-ICV, que también, sino y sobretodo la calidad de nuestro sistema democrático. Creemos que el debate de esta proposición de ley es un buen momento para avanzar en representatividad, en pluralidad y participación.



Tenemos una ley electoral que genera un doble efecto como muy bien indica el informe del Consejo de Estado.

Por una parte, el efecto mecánico de sobrerepresentación de los partidos mayoritarios y de penalización de los minoritarios.Por otra, induce un efecto psicológico que lleva a la progresiva adecuación del comportamiento de los partidos y de los electores a la dinámica representativa generada por el propio sistema electoral. Nos dice el Consejo de Estado y leo textualmente: “
una vez conocido el elevado coste de la obtención de un escaño en las primeras elecciones, numerosas formaciones políticas sin expectativas de obtener diputados por si mismas renunciaron a participar en sucesivos comicios o unieron sus fuerzas a otras, al tiempo que los electores orientaban su voto hacia aquellas candidaturas con mayores posibilidades de victoria en detrimento de sus opciones idealmente preferidas”.

Este es el objetivo de nuestro sistema electoral, emplazar al ciudadano a que opte entre utilidad o idealidad. Y todo, porque tenemos un sistema injusto que lo fuerza. ¿Es esto, señorías?


Hoy seguimos perpetuando un  sistema bipartidista. Bipartidismo imperfecto pero bipartidismo. Un sistema con efectos negativos a la calidad de nuestra democracia. Pondré algunos ejemplos recientes y muy sensibles, como son el mercadeo de cargos o las posibilidades de bloqueo. Nuestra vida democrática soporta, peor que bien, las malas costumbres facilitadas por un sistema que advierte a los ciudadanos sobre la inutilidad de su voto, si se empeñan en votar lo que realmente quieren, mientras tranquiliza a los partidos mayoritarios, hagan lo que hagan, con la seguridad de que nunca pagarán una factura muy alta.


Señoras y señores senadores.


El tiempo ha demostrado que España es un país gobernable, no por su sistema electoral sino por su madurez democrática. Señorías, pluralidad no es sinónimo de inestabilidad. Ya no estamos en la transición democrática.
Después de 33 años de democracia nos merecemos un sistema electoral que tienda a una persona, un voto y en igualdad de condiciones. Con esta proposición de ley no lo garantizamos.

(...)



Y el segundo gran argumento de este veto es la negación del sufragio municipal a los residentes en el extranjero. ¿Por qué meterse ahora en este jardín? ¿Dónde se ha visto una reforma electoral que quita derechos?


Quiero, antes que nada, saludar la presencia en la tribuna de una amplia representación de ese más de 1 millón trescientos mil españoles censados en el extranjero. Que pueden ver hoy mermado su derecho a poder participar en el sufragio municipal.


¿Cuál es el argumento? Que la Constitución en el artículo 140 nos dice que los concejales serán elegidos por los vecinos del municipio. ¿32 años después de las primeras elecciones municipales y después de 8 contiendas electorales nos damos cuenta que incumplimos la Constitución? Increíble. La actual normativa ya obliga a los españoles residentes en el extranjero a justificar el municipio en el que quieren participar, ya sea por procedencia o arraigo. ¿Por qué modificarlo? No se confundan, señorías, una cosa es regulación, control y transparencia, que todos deseamos, y otra es negar un derecho tan importante como es el de sufragio municipal.


Por otra parte, la justa y progresiva extensión del sufragio municipal a ciudadanos de países de la Unión Europea, o a los que amparados por tratados bilaterales pueden ejercer su derecho al voto en las municipales, podría hacer que apareciera con mayor crudeza la incoherencia de privar a los españoles residentes en el extranjero de un derecho que los extranjeros pueden ejercer en España.


No podemos expulsar del sistema político, vía mecanismos electorales, a una parte de nuestros conciudadanos. Sería un error. Un grave, injusto y ofensivo error para los 1.312.646 ciudadanos y ciudadanas españoles que viven en el extranjero.


Señorías,

en el marco de la Constitución y respetando sus límites, es posible introducir reformas que permitan una mayor proporcionalidad. Solo hace falta voluntad política. Es posible pasar de 350 a 400 el número de escaños del Congreso. Es posible adjudicar 1 solo escaño mínimo por provincia en lugar de los 2 actuales. Es posible sustituir la ley D’Hont por una formula que prime los restos, siempre más proporcional. Insisto, solo hace falta voluntad política. Una voluntad que lamentablemente no tienen ni el PSOE, ni el PP, ni CiU ni el PNV, que priman sus intereses electorales por encima del pleno respeto a la voluntad popular, que es lo que el senador Nuet y yo reivindicamos con la defensa de este veto, al que pido el apoyo de la cámara.



Recuerda:
Estudio 1v1a (%v=%a)Ciudadano Público

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